Somos la esencia del libro de la vida, somos los autores y editores de nuestra historia, no existen secuelas solo una parte, queda de nosotros el hacer una comedia o tragedia de ella.
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domingo, 20 de noviembre de 2011

Niña bonita

Niña bonita

Ana María Machado
Ilustraciones de Rosana Faría.
Caracas, Ekaré, 1994.
Colección Ponte Poronte.
Portada de "Niña bonita", de Ana María Machado
¿Dónde está la belleza de los seres y de las cosas? Ésta pareciera ser la pregunta que subyace entre las líneas de este cuento.
Una niña negra, "bien bonita", y un conejo blanco que la admira (y anhela su belleza) son sus protagonistas.
"—Niña bonita, niña bonita, ¿cuál es tu secreto para ser tan negrita?", la interroga el conejo.
La niña, ingenua y pícara a la vez, entabla un juego y le responde con ocurrencias que llevan al conejo a realizar las acciones más absurdas para alcanzar la belleza deseada.
La madre de la niña —"una mulata linda y risueña"— revelará el secreto: la cautivante negrura de la niña se debe a los "encantos de una abuela negra que ella tenía".
A partir de esa revelación, el conejo sabrá lo que tiene que hacer. El conejo blanco se enamorará de una negra coneja y juntos tendrán conejitos "blancos, bien blancos; blancos medio grises; negros manchados de blanco y hasta una conejita negra, bien negrita".
Las ilustraciones de Rosana Faría impregnan el relato de un ambiente cálido, cotidiano y familiar, resultando un apropiado complemento a la historia que se cuenta.
En una conferencia sobre el oficio de escribir para niños, Ana María Machado sostenía que la clave era "construir mundos y submundos con las palabras. Igualito que escribir para adultos. Sólo que, para niños, tiene que haber más, un supermundo —el de la esperanza—." (1)
Este supermundo está presente en Niña bonita; en la búsqueda del secreto de la belleza, al conejo del cuento lo mueve la esperanza. Ese impulso esperanzado y movilizador le permitirá encontrar la respuesta: descubrir al prójimo, conocerlo y amarlo. Y en ese encuentro, la autora no podía haber reflejado de mejor modo nuestra esencia latinoamericana: el intercambio, la mezcla, la fusión de culturas, en una cultura nueva, con identidad propia.

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